La importancia de Velázquez, al margen de su propia personalidad, radica en su capacidad de tratar de un modo magistral, a lo largo de su dilatada carrera, la mayoría de los grandes temas pictóricos de su época. Consumado retratista, no fue sin embargo inferior su calidad en obras de género mitológico, religioso, alegórico y paisajístico.
La lucha artística de Velázquez consistió en hacer del retrato una fórmula pictórica que no encontrará límites.
Intentó recrear una nueva realidad que se basaba en la apariencia de las manchas, de la luz y el color, y que podía disolverse demostrando que lo que se tenía delante era la verdad del artista, no la verdad de la naturaleza., ello conllevó un riesgo para el artista que pretendía representar aparentes verdades más que apariencias de verdad.
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